jueves, 13 de octubre de 2011

LA MUERTE Y LAS ALAS


Me siento una lepidóptero -extremadamente rara-: la Pterourus,
su color noche germinadó en la muerte, vive en constante apagamiento.
Ambas caminamos en sentido contrario al mundo, nos extinguirá el hombre,
a ella, robaran el alma a mi, las alas...

Dueles

Tu mirada, curso aventurado amando en mi tormenta
caminando por el filo helado de una brújula rota.
Sabor vacio, indisoluble de tu nombre en mi garganta
Deseo fugas de ser gota y no sal en el océano ocre de tus cuencas
Dueles, sol exorcizado en las noches de mis manos dilatadas.

Cenit


Déjame ahogar las tardes en tus pupilas.
No me hables de distancia,
que en la piel me llueve tibio oleaje
y el aguacero se torna helado en las manos.
Me duelen las alas de volar en la tormenta
Soy Eva vestida de manzana
Cenit despierto
El deseo ambiguo de quererte,
enredarte
y naufragar en tus riveras.
Porque no se me ocurre dejar de saberte
ni extinguir mi rito de pensarte.
A.E.O

Otoño

No desenredare
esta madeja
de suspiros, de alas y secretos.

Solo guarecerme del olvido
pierdeme en tu sueño
y déjame descansar...
en vos

A cada paso muero, con las alas mojadas de un otoño incierto.
Ya no podre ayudarte a remontar el cielo, el temblor me quiebra
Tengo frio y miedo, en las palabras no caben más palabras
Soy solo este cuerpo rojo de mujer desierta…

AUSENCIAS...

Me acostumbré a tus ausencias, quizás estabas dentro,
tan adentro mío, que eso me bastaba, como nervaduras de hoja apretadas.
Te lloraba en silencio, si la lejanía entre mi vaina y tu tallo golpeaba.
Aun así, bordes, limbo, nudo, éramos del todo sus partes.
-Nos podían nombrar separados, pero jamás separarnos-.
Yo sentía que me amabas, como a un misterio,
como un mandamiento caído del cielo.
Las hojas se me hacían alas y con mis alas te abrazaba
La vida pasaba encima, debajo, por dentro, nunca me subía en ella
buscando encontrarte y aferrarme a tus ojos de ceibo,
acostumbre a ser tallo en silencio. Y si la vida pasaba, que pasara, 

yo tenía en las ausencias una flor en el pecho.

Nos podían nombrar separados, pero jamás separarnos,
porque tú y yo éramos de la naturaleza armonía y existencia...

Te amo...


En mis manos llevo tus recuerdo,
olores, cantos
y el susurro del viento.
Si no te pienso
La pluma se torna llanto
Y mis dedos agujas de cristales
escribiendo libros carente de palabras.

Entonces,
me aferro con mis piernas de tu cintura
rozándote con muslos desnudos de luna.
Inmersa en los caudales de tu boca
enciendes la tarde, llenando de olas mi playa
y de la espuma blanca de tus ojos
renazco para seguirte amando.

REALIDADES...

Quizás amor no nos pertenezca el tiempo,
pero nos aclama el ser y el sentimiento.
Sobrevuelan sensaciones sin que nos toquemos
y no hace falta ,
una noche bastaría para ser eternos,
bebernos la luna, inhalarnos en deseo.
Negar el pecado que nos nombra,
nos motiva a ser la inspiración
que desangramos en versos.
Ser prohibidos no impide ser nuestros,
hacerte mío, cuando ya lo eres por entero,
porque tú y yo nos pensamos despiertos,
escribiendo esta historia día a día,
con noches donde sobran las palabras
cuando solo nos tenemos.
Me desbordas sentimientos,
obsesiones, me enamoras, me calmas,
generas esta lucha de amarte
y odiarte en un mismo tiempo.
Puedo confundirme, fingir marcharme,
intentar cambiar nuestros nombres,
pero jamás cambiar nuestros cuerpos,
donde ajenos y sublimes se desnudan
las caricias y los sueños
cuando escapas conmigo vulnerando los sentidos
en la fragilidad de este amor donde renacemos.

Poesía

Ladrones de tu vuelo
intentando sembrarte
cortaron mis alas
profanaron mi nido
condenándote
a no andar mis caminos.

Pequeño temblor
de plumas recién nacidas
alimentaron con dolor
tu amor, blanca inocencia.

Tan deshumana razón
no reconoció el don
de un vuelo primoroso
que solo Dios legó.

Por su sola complacencia
balbucean sin sentido
(loca… loca…)
Dos verdades oscuras
que otro humano bien sabido
jamás permitiría.

Te regalo
El azul del llanto.
La magia de elevarse.
La libertad preciada,
de estar libre de pecado.

Me consagro reina
de mis pies alados
que sueñan enraizados
pegados a este suelo
un mundo sin mentiras
donde tú no caves.