jueves, 13 de octubre de 2011

AUSENCIAS...

Me acostumbré a tus ausencias, quizás estabas dentro,
tan adentro mío, que eso me bastaba, como nervaduras de hoja apretadas.
Te lloraba en silencio, si la lejanía entre mi vaina y tu tallo golpeaba.
Aun así, bordes, limbo, nudo, éramos del todo sus partes.
-Nos podían nombrar separados, pero jamás separarnos-.
Yo sentía que me amabas, como a un misterio,
como un mandamiento caído del cielo.
Las hojas se me hacían alas y con mis alas te abrazaba
La vida pasaba encima, debajo, por dentro, nunca me subía en ella
buscando encontrarte y aferrarme a tus ojos de ceibo,
acostumbre a ser tallo en silencio. Y si la vida pasaba, que pasara, 

yo tenía en las ausencias una flor en el pecho.

Nos podían nombrar separados, pero jamás separarnos,
porque tú y yo éramos de la naturaleza armonía y existencia...

No hay comentarios: